Había una vez un escritor despechado, se llamaba Joaquín
Martínez Arbolella que firmaba bajo el
alias de Santicaten. Era un verdadero convencido militante de la falange
fascista local que ahora se dicen “partido monárquico”,buscar en google, y que como nuestro personaje, era seguidor del
“caudillo”Juan Maria Bordaberry .Este militante fascista publicitaba sus ideas por medio de cuentos y novelas de
mediocre escritura pero como contaba con buenos sponsors, amigos en el poder,
y estaba casado con una de las acionistas
del canal cuatro, en aquella época, contaba con machaconas propagandas para sus “obras literarias” al
compas de su fervorosa militancia anticomunista en tiempos en
que el “eje del mal” era la
entonces URSS, en aquellas épocas en que entre fanáticos y mercenarios de las cancillerías, nos
metieron a todos en una guerra fría que calentamos con sangre latinoamericana.
Pero eso ya es pasado.
Lo interesante es que
ya puesto en dictador J.M.Bordaberry, su amigo y cofrade Santicaten, le pide
una embajada en e Paraguay porque andaba
en apuros económicos. Pero su amigo
tenía otro candidato para el cargo que resultó ser Pacheco Areco, al cual entre
otras cosas debía la Presidencia de la
República y no le podía fallar.
Ofendido Santicaten decide publicar un libelo destinado a
destruir a su ex amigo Bordaberry. Y publica una obrita titulada “Ramón
Pardías”, en la que reconstruye una vieja tradición oral que circulaba desde
hacía un siglo entre las gentes del pueblo de Durazno, por la cual
parte de las tierras del único hijo de los Reyles, Carlos , escritor y calavera
que se había ido patinando su patrimonio consistente en mas de 130.000hás, en
Durazno y en Argentina, viviendo a gran tren en Europa, donde escribía y se hacía publicar sus obras literarias, a
la muerte de su padre se encontró que parte de sus bienes habían sido
desviados, testamentariamente, a favor de un capataz de su padre, el cual no era ni mas ni menos que el
padre de Juan María Bordaberry, al cual en el cuento nomina como Ramón Pardías.
Patraña o leyenda, la cosa es que JMaria Bordaberry se encontró con el libro un
día de 1975, y por aquello “el que la tiene la teme”, lo hizo requisar de todas
las librerías del país, por lo cual hoy hay que buscarlo en Internet como raro
objeto de colección. Lo cierto es que el autor, para que no hubiera duda de sus
intenciones, afirma en el libro “Si alguien se encuentra o se
reencuentra en ellos, no pretenda desdecirme, porque, de hacerlo, se expone a
que convierta en acusación más concreta lo que hoy sólo quiero sea un
cuento"
¿A qué viene ahora esta historia
sobre un litigio entre ambiciosos militantes fascistas del siglo pasado?
Bordaberry perdonó la vida a su viejo amigo y no lo mandó a integrar la larga lista de desaparecidos.
Resulta que pasaron los años y un
buen día un gobierno decide hacer
cumplir una vieja ley de Colonización del año 1948, a la cual, como tantas
obras fruto de la demagogia, se le
escatimaron los fondos para la compra de tierras, y pese a que la ley le
daba “la derecha”, como oferente en remates judiciales al Instituto de Colonización, éste nunca
podía ofertar nada por falta de fondos , por lo cual en medio siglo apenas pudo
repartir unas 50.000hás.
Pero, “vino el Pepe y mandó parar”. Mediante
el impuesto del 5% a las transacciones raíces, se lograron comprar y colonizar 500.000Hás.
Habían unas 2900hás que Colonización se disponía a comprar en la subasta. Para
impedir esto, el estudio de Pedro Bordaberry elabora una estrategia de
apropiación creando en Panamá una sociedad que compraría al fidecoimizo del
Brou, ¡luego las arrendaron 30años, al irrisorio precio de U$A0.85 la há por
año!!! 2009. Colonización, desbarata la tramoya leguleya y recuperar
judicialmente recién en 2013, están con nombres y apellidos, los autores de la
maniobra delictiva, por falta de espacio los remito ahttp://www.saltoaldia.com/el-instituto-nacional-de-colonizacin-recupero-tierras-en-maldonado-que-pedro-bordaberry-a-travs-de-una-sociedad-panamea-haba-adquirido_p-5451#sthash.0QB6cvG8.dpu
i
Pedro se ha explayado en su campaña contra el Instituto de
Colonización, diciendo que no cumple con sus fines, que se “dedica a la timba
de tierras”, a comprar tierras para colonizar le manda la ley, pero Pedro no
para en mientes, recorre la campaña y les dice a los productores que el
Instituto les tiene que dar en propiedad los predios, exponiéndolos a la
extorsión de los grandes compradores de tierras que han desaojado el campo con
sus ofertas de hasta 7000U$A la há. Seguro que él será uno de los bien dispuestos a comprarle
las tierras a los colonos si llega a tener el poder de destruir al instituto de
Colonización como lo promete en su campaña cuando dice, “el instituto debe
desaparecer”
La realidad ha superado largamente la pobre fantasía de
Santicaten. Pardiñas no tuvo que inventar una sociedad panameña para despojar a
Reyles, solo tuvo que conseguirle unas
rameras al viejo Reyles para que le testara parte de su patrimonio .
MARIO DE SOUZA
mdesouza1947@gmail.com
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